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昨日

...Y la luna miró a la chica con tristes ojos.
-"Acaríciame"- El brillante celeste le decía. Pero la pobre chica no llegaba a tocar mas que su luminosa melena.

Entonces la chica pensó, hasta dar con una solución.
-"Buscaré algo para poder alcanzarte, tan largo como sea posible!"- Dijo ella.

Después marchó al trastero, donde guardaba las cosas viejas, caídas en el olvido. Allí encontró una vieja escalera, el polvo cubría su estructura, pero la agitó un poco y tras quitarle la suciedad fue a su terraza y la montó; se subió encima y alzó la mano.

-"Ahora puedo sentir más que tus radiantes cabellos, puedo alcanzar a rozar tu tenue rostro,"- Le dijo la chica a su brillante amiga -"pero esta claridad no es de mi agrado."

La chica ya había alcanzado su objetivo, pero fue infructífero. Volvió al trastero y guardó la escalera. Seguidamente salió a la terraza a bailar en la noche.

En ese momento, una estrella fugaz, que con envidia la miraba, gritó entre la oscuridad:
-"Mi rostro es más lustroso que el suyo. Un simple roce te hará darte cuenta de ello."

Entonces la chica, dudosa, abandonó a su baile y se marchó con su nueva amiga. Intentó rozarla, pero sin éxito. Volvió al trastero a por su enmugrecido artilugio, lo cogió y lo volvió a llevar a la terraza, tras colocarla en el lugar indicado, volvió a alzar la mano y acarició el suave rostro de su fugaz compañera.
-"Si, más lustroso y más apacible es,"- Dijo la chiquilla -"mas no es de mi gusto."

Volvió a bajar y se metió en la casa, su baile había cesado por esa noche.
Mientras tanto, la escalera vio el fin de la noche y el nacimiento del nuevo día. La luz del astro rey iluminaba sus delgadas facciones, embuyéndola en una luz que nunca había sentido.

Pasó el tiempo, y la solitaria escalera habló al magnánime astro. -"Tu luz, esa incansable fuente de aliento, ese gran poder que manas desde tu trono, ¿cómo puedes ser así? ¿No es un sueño?"
Tras esto empezó una larga y animada conversación entre ellos dos. Su complicado estado hacía que la escalera perteneciese a otro plano diferente, pero esta lo intentaba. Intentaba acariciar el efusivo rostro de su compañero, pero no había ninguna forma de ello, tanta luz quemaba poco a poco a la escalera, pero esta no se daba cuenta.

La niña despertó de su letargo, y al escuchar la conversación en la iluminada terraza salió a otear, advirtiendo la compañía de el lucero del día.
-"Tu luz irradia grandeza, es una luz pura y basta, que ilumina mi rostro y alegra mi espíritu"- la chica susurró hacia si misma -"esta es la luz que busco, es la luz que llevo tanto tiempo intentando acariciar."

Con al escalera a su vera, la chica se subió en ella. Un dolor agudo envolvió los escalones que la niña con sus pequeños pies acariciaba, la escalera estaba dándose cuenta de lo escaldada que estaba. La joven chica llegó a lo alto y alzó la mano, acarició, sintió, se regocijó y allí se quedó, acariciando la infinita luz, en lo alto de la escalera. Esa abrasada escalera. Esa doliente escalera. Esa carcomida escalera. Esa inanimada escalera.

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